07 marzo 2025

#BAF - 8M 2025 - Feministas antirracistas, ¡A las calles! Nos va la vida en ello

Pancarta de Bajo Aragón Feminista el 8M de 2024 en la Lonja de Alcañiz.


Feministas antirracistas, ¡A las calles! Nos va la vida en ello


Cada 8 de marzo celebramos la alianza entre mujeres para celebrar nuestros derechos conquistados. Nos encontramos en un momento crucial de la historia, donde el eco de las luchas pasadas resuena en nuestras voces y acciones presentes. En este Día Internacional de la Mujer, levantamos nuestras voces con el lema: Feministas antirracistas, ¡a las calles! Nos va la vida en ello.

Somos las herederas de una larga tradición de lucha y resistencia, marcada por mujeres valientes que desafiaron las normas establecidas y sacrificaron sus vidas por un futuro más justo. Su legado vive en cada una de nosotras, impulsándonos a seguir adelante en la lucha feminista.

Nuestra identidad es múltiple, somos diversas. Vivimos en el entorno rural y en el entorno urbano, trabajamos en el ámbito laboral y en el de los cuidados. Somos un grupo intergeneracional. Pero también somos las que no están: somos las asesinadas, somos TODAS. Juntas hoy gritamos al mundo: ¡BASTA ante todas las violencias que nos atraviesan!

A lo largo de la historia, las mujeres han sido el pilar de la economía y el progreso social, dedicando horas incontables a trabajos de cuidado no remunerados ni reconocidos.

Reclamamos que los cuidados no recaigan únicamente sobre nosotras sino que sean una responsabilidad social compartida y remunerada. La desigualdad en el reparto de las tareas de cuidado es evidente, y es hora de que se reconozca su importancia vital.

Estrechamente ligada a esta división sexual del trabajo, y a pesar de los avances normativos, nos encontramos con una discriminación laboral que persiste. Los datos nos recuerdan que las mujeres cobran un 19’6% menos de media que los hombres por el mismo trabajo o de igual valor. La discriminación por maternidad y el acoso sexual son otras realidades que debemos enfrentar aún en cada centro de trabajo.

La lucha sigue para ampliar derechos a todas las personas, especialmente a las migrantes y las trabajadoras en sectores feminizados, invisibilizados y mal remunerados. Demandamos condiciones laborales justas y equitativas para todas las mujeres, sin importar su origen, orientación sexual o identidad de género.

Nuestra lucha es inclusiva y solidaria. Reconocemos y enfrentamos las intersecciones de opresión que afectan a las mujeres racializadas, migrantes, trans, con discapacidad y de otros colectivos oprimidos.

En el centro de nuestras demandas está el derecho fundamental al control sobre nuestros propios cuerpos. El acceso al aborto seguro y sin riesgos es una piedra angular de nuestra autonomía y salud reproductiva. Rechazamos cualquier intento de retroceso en este derecho, ya sea a nivel local o global. La experiencia nos enseña que la prohibición del aborto no reduce su incidencia, sino que pone en peligro la vida y la salud de las mujeres. Exigimos que el acceso al aborto sea un derecho garantizado para todas, sin excepciones ni restricciones impuestas por agendas políticas o religiosas.

Es alarmante que en el Estado español, la educación afectivo-sexual no forme parte del currículo general, y esto no es casualidad. La Iglesia Católica, desde su posición de poder, ejerce presión sobre los gobiernos para evitar su implementación. Rechazamos los intentos de censura y retroceso que buscan silenciar nuestra voz y perpetuar la ignorancia. En este sentido, denunciamos la información sesgada y androcéntrica transmitida en los libros, muy a menudo de editoriales vinculadas a la iglesia católica. Se invisibiliza el talento y las contribuciones de las mujeres, sembrando mensajes sesgados en la infancia y adolescencia que persisten en la vida adulta, afectando todas las facetas de la vida. La consecución de una sociedad verdaderamente igualitaria requiere un Estado laico, libre de injerencias religiosas, capaz de garantizar nuestro avance hacia la igualdad de género.

Hoy renovamos nuestro compromiso con la paz y la justicia. Nos oponemos a todas las formas de violencia, desde las guerras, hasta la violencia machista dentro de nuestras fronteras.

Tenemos que acabar con la impunidad de las violencias machistas, misóginas y transfóbicas. Necesitamos una justicia feminista y restaurativa, y llamamos a los hombres a romper el silencio patriarcal para dejar de ser cómplices de esta sociedad que todavía necesita ver las huellas que justifiquen las violencias que sufrimos.

Luchamos por una justicia climática que detenga el extractivismo, por unas vidas libres y dignas en un planeta habitable.

El movimiento feminista nació con vocación humanista y bajo esa agenda, hoy exigimos el fin del comercio de armas y la ruptura de relaciones diplomáticas con aquellos estados que violan sistemáticamente los derechos humanos. Estamos viendo con horror el genocidio del pueblo palestino por parte del estado sionista de Israel con la ayuda de los EEUU y el silencio cómplice de la UE. La guerra es la expresión más vil de un sistema ecocida y genocida, y las mujeres debemos impulsar el cambio hacia un mundo más justo y en paz.

Este año 2025, en un contexto de guerras y auge de la militarización, es importante señalar que las feministas defendemos el modelo de paz. La guerra es destrucción y muerte, todo lo contrario a una vida sostenible y puesta en el centro, que es lo que reclama el movimiento feminista. Dicho de otro modo: la guerra es patriarcal.

Las mujeres conocemos bien las lógicas de la violencia que tantas veces sufrimos por el machismo. Y en una guerra esa violencia no hace más que ampliarse y magnificarse. Desde Ucrania, Siria o Palestina hasta Burkina Faso o Somalia, la República del Congo, en cada conflicto armado, las mujeres corren el riesgo no solo de morir bajo las bombas, sino también de convertirse en botín de guerra. Son ellas las que se encargan de los cuidados y las que acarrean el peso de las consecuencias de la contienda, pero también las que pagan con sus cuerpos un castigo específico y planificado, las que sufren violencia sexual, reproductiva, económica y política.

En este Día Internacional de la Mujer, reafirmamos nuestra determinación de seguir luchando por un mundo más justo, igualitario y libre de violencia imperialista, capitalista y patriarcal. Por nuestros derechos, por nuestro futuro, seguimos aquí, firmes en nuestra causa.

¡Ni un paso atrás!

La lucha feminista debe ser transversal y se entrelaza con el resto de luchas, con todas las de las personas trabajadoras. SI NOS UNIMOS SOMOS MÁS FUERTES.

Seguimos aquí: por nuestras madres, por nuestras hijas, por todas nosotras.

¡Por un futuro feminista!

¡NOS QUEREMOS LIBRES, NOS QUEREMOS VIVAS, FEMINISTAS Y COMBATIVAS!

¡ESTE MUNDO NO NOS GUSTA Y LO VAMOS A CAMBIAR! ¡SI NOSOTRAS PARAMOS, SE PARA EL MUNDO!

¡VIVA EL 8 DE MARZO: DÍA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES!

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