Duelo en la derecha
Cojan palomitas y disfruten del espectáculo. Las derechas se baten en duelo, y no piensen que es por grandes temas como la patria o el aborto. El fondo del tema es el vil metal. La negativa de VOX a aprobar los presupuestos de Ayuso pone en jaque la financiación de «medios de comunicación» como esRadio de Losantos, lo que ha puesto en pie de guerra a la «caverna» contra la hidra de 7 cabezas que ayudaron a crear.
Debo reconocer mi sorpresa al ver la dimensión que está alcanzando el enfrentamiento entre VOX y la derecha mediática. Asistimos, a una escalada verbal de acusaciones y amenazas, en las que no les falta razón, a unos y a otros, en los ataques mutuos. En cuanto a sus respectivas defensas lo tienen más complicado, el desprecio con que se tratan, evidencia su propio pasado, hasta unos días atrás eran «colaboracionistas» ya sea con los medios que tienen una «financiación en entredicho» o con una secta «evangélica» que dirige un partido político.
El fondo del asunto y su posible resolución, se antoja más complejo, retroceder y verlos hacer las paces, no parece fácil, ni siquiera tratando de disimular una reconciliación. Una vez que han dinamitado los puentes para el entendimiento, lo más probable es que profundicen el distanciamiento, incluso en el enfrentamiento.
En mi opinión, VOX es la expresión de un descontento en la derecha, respecto de las políticas del PP y de Rajoy. «Derechita cobarde», «moderaditos» o «maricomplejines», son los calificativos que desprecian la «oportunidad perdida» con una mayoría absoluta de la derecha, en la que no llevaron adelante todo el programa que los sectores más radicales pretendían y pretenden.
Desde distintos medios de comunicación de la derecha se atacaba al Gobierno del PP, por no acabar con la sanidad o la educación públicas, por no acabar con los convenios colectivos y las organizaciones sindicales, por no restringir al mínimo la función de las comunidades autónomas, por no hacer leyes mucho más duras contra el derecho de manifestación o cualquier otro derecho civil o social.
En ese contexto, se tiró de varios personajes, que procediendo del PP y descontentos con su anterior partido formaron un pequeño partido político llamado VOX. Vidal Cuadras, Ortega Lara y Abascal eran sus caras más conocidas. Y empujados por el procès en Cataluña y la corrupción galopante en el PP, algunos pensaron que había llegado la hora de buscar un recambio, otros, que era el momento de hacer girar al PP hacia posiciones más derechistas.
Con el apoyo de varios medios de comunicación, «la caverna mediática» y algunos medios «neutrales» como la Sexta u otros, se les dio voz, defendiendo que VOX era una opción legítima y democrática, con pleno derecho a exponer y defender sus posiciones. Incluso, ciertos sectores del PSOE apoyaron esta campaña publicitaria, pensando en que dividía el voto de la derecha y podría provocar miedo en los electores de izquierda que volverían a votar al PSOE para evitar la llegada de VOX a los gobiernos.
Pero la política, como las armas, las carga el diablo. Y aquellos sectores de la derecha que apoyaron a VOX, pretendiendo utilizar esta organización a su conveniencia y ocultando de forma consciente los múltiples elementos reaccionarios de su programa, y sus candidatos, ahora se encuentran una hidra de 7 cabezas que ya no pueden controlar. En cierto sentido esta situación me recuerda al 23-F en el que encontraron al oficial más radical para entrar en el Congreso, pues nadie más que él quería hacerlo. El problema fue que una vez dentro, Tejero, no aceptó la solución Armada, ya que incluía ministros socialistas y comunistas en su gobierno de concentración nacional. En esta ocasión, han potenciado a VOX, dejándolo crecer, y ahora con más de 50 diputados nacionales y gobernando en Castilla y León, no quieren que perjudique los intereses de quienes los lanzaron al ruedo y estrellato.
Como era previsible la extrema derecha quiere aplicar, ahora, su política reaccionaria. Sus dirigentes se sienten envalentonados y capaces de enfrentarse a sus hasta ayer aliados mediáticos para defender sus principios atávicos. Un ejemplo de esto último es la aberrante propuesta de García Gallardo y su protocolo respecto del aborto. En otro momento no habría sido ningún problema ni hubiera representado ningún enfrentamiento, sin embargo ha sido la oportunidad para que los Losantos, Inda, Marhuenda y compañía ajusten cuentas con la dirección de VOX y les adviertan de quienes mandan aquí. Detrás de este conflicto se esconde la negativa de VOX a la hora de votar los presupuestos de la Comunidad de Madrid, decirle no a Ayuso no está permitido para estos advenedizos de la política.
VOX necesita a los medios que ahora le atacan, pero esos medios también necesitan a VOX. No es tan fácil crear un partido político nuevo y que acabe teniendo los resultados de VOX. Era la muleta perfecta para orillar al PP hacia la derecha y para aportar los votos de los descontentos que nunca hubieran vuelto a votar al PP. En esta guerra todos pierden.
Los medios de derecha, además de las fuentes de financiación tradicional a través de la publicidad de grandes empresas, necesitan la financiación pública de las campañas institucionales. Son muy liberales, quieren recortar el gasto público, pero nunca critican que se aumente la partida para campañas publicitarias desde las instituciones dirigidas a ellos. En la actual perspectiva de las elecciones municipales y autonómicas, la «caverna mediática» precisa un VOX domesticado, en caso contrario, no lo necesitan y es mejor intentar destruirlo para concentrar la mayor parte de voto posible en el PP. El problema para ellos, es que gran parte de estos medios no pueden sobrevivir económicamente sin aumentar o mantener el poder municipal y autonómico (con la consiguiente financiación en publicidad asociada). Y VOX, les guste o no, seguirá teniendo la llave de muchos de estos gobiernos después de las elecciones municipales y autonómicas de mayo de este año. Y además con la vista puesta en la elecciones generales al Gobierno de España que también se tienen que realizar durante este 2023.
Da la impresión de que estos medios van a seguir apostando por Feijoo y el PP, obviando todos los males y moderaciones, Semper incluido, para tratar de repetir los resultados de Andalucía o Madrid. Hay demasiado en juego para las grandes empresas que financian a estos medios y para los propios medios y sus tertulianos.
El lio promete, pues no contaban con la «indepen-dencia» de los dirigentes de VOX, respecto a los poderes fácticos que los hicieron nacer. Cualquier opción es arriesgada para ellos y mucho peor de la que vislumbraban un mes atrás. Todo es posible ahora mismo, una nueva derrota electoral del PP o que VOX baje su representación echando por tierra la victoria del bloque de la derecha, lo que podría generar crisis muy profundas en las dos organizaciones y en los entramados mediáticos y empresariales que los rodean (y escoltan).■
Nacho Martínez
Militante IU-Zaragoza
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