02 diciembre 2022

#JoséMiguelCelma - Tarde

José Miguel Celma
Concejal Torrecilla de Alcañiz. Portavoz PP Comarca del Bajo Aragón

Tarde


El pasado lunes, 21 de noviembre, la vicepresidenta del Gobierno de España y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, volvía a visitar Andorra para presentar las líneas maestras del Plan de Transición Justa. Lo hacía en compañía del presidente de Aragón, Javier Lambán, y de una amplia representación bajoaragonesa, con los alcaldes de los municipios afectados a la cabeza.

Puedo ser un iluso. A veces reconozco que me puede la esperanza y creo que todo el mundo actuaría como yo en determinadas situaciones, pero luego la realidad se encarga de demostrarme que estaba equivocado. Una vez más. Pero así fue. En ningún momento de su breve visita a Andorra y Ariño, porque no se extendió más allá de media tarde, no hubo el más mínimo atisbo de autocrítica en sus declaraciones. Nada, ni una frase. Todo lo han hecho bien, aunque muchos hayan tenido que abandonar su municipio en busca de futuro.

Sus anuncios, al calor de las próximas elecciones municipales y autonómicas, vuelve a poner de manifiesto que cuando llegamos a los últimos meses de legislatura, el PSOE comienza su labor de promesas sin fin. Este lunes fueron más de 200 millones para múltiples actuaciones, aunque la letra pequeña de todos esos planes llegará en otro momento, si llega. Por ahora solo grandes titulares y la falsa apariencia de que están muy preocupados por lo que aquí sucede, cuando los hechos hablan de todo lo contrario.

Para mi y la inmensa mayoría de bajoaragoneses, todas estas promesas y el Plan de Transición Justa llega muy tarde. Prometió que se firmaría antes del cierre de la Central Térmica y no es que no lo haya cumplido, sino que el tiempo sigue corriendo y aún no puede ser una realidad porque falta el visto bueno de las instituciones comunitarias. Pero para ella eso no es importante. No merecía una disculpa ese incumplimiento y las graves consecuencias que ha traído aparejado el cierre de la instalación minera sin ningún tipo de alternativa.

Me encantaría ver en Andorra todas esas empresas que prometieron en campaña ya instaladas, que la gente siguiera viviendo allí porque tienen perspectivas de futuro y que la economía de nuestras Cuencas Mineras se hubieran diversificado y adaptado a la nueva realidad postcarbón. Pero es una ilusión que no se ha cumplido por sectarismo e ideología. Mientras tanto nadie pide perdón. Eso es lo único que observo.■

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