Ellos tienen un sueño
En la discapacidad psíquica, como en tantas otras discapacidades, hemos avanzado mucho como sociedad y creo que tenemos que estar orgullosos de ello. Los más mayores recordarán cuando a estas personas se las recluía en casa, con un sentimiento de vergüenza y culpabilidad por parte de las familias que hoy en día, afortunadamente, ya no existe (o mucho menos que en el pasado).
El que hayamos avanzado mucho no quiere decir que hayamos llegado a la meta, ni mucho menos. El camino que falta es largo y lleno de obstáculos.
Como decíamos antes, la desculpabilización de las familias fue un paso muy importante. Por otra parte hay también grandes avances en la inclusión de este colectivo en el disfrute y participación de la educación, la cultura, el deporte, y el ocio. Se va avanzando también, aunque con más dificultad, en la independencia personal, a través de los pisos de vida independiente, con diferentes apoyos según las distintas casuísticas. Y muy ligado a esto último está la inserción laboral que es el gran reto que está por alcanzar, puesto que sólo el 26% de las personas con discapacidad están trabajando.
Cuando las personas con discapacidad psíquica salieron de casa y, muchos de ellos, se insertaron en los centros ocupacionales fue un gran avance. Más adelante aparecieron los centro especiales de empleo, en donde ya desarrollaron un trabajo remunerado dentro del ámbito de este tipo empresas. Y esto último también ha estado muy bien y ha supuesto la casi normalización de estas personas en el mundo laboral. Sin embargo el siguiente paso, irrenunciable, que tenemos que alcanzar es fomentar y propiciar el trabajo de estas personas en empresas del tejido productivo ordinario. Así como también ir aumentando el número de plazas en instituciones públicas.
El objetivo que nos tenemos que marcar como sociedad a medio plazo es una mayor inserción de personas con discapacidad en empresas privadas. Existen ayudas tanto económicas como personales para este fin, pero sobre todo tiene que cambiar la mentalidad de la sociedad, en este caso empresarial, para entender que una persona con discapacidad psíquica puede realizar muchos trabajos, de la misma manera que otra persona sin discapacidad. Tenemos que dejar de infantilizar a este colectivo y darles la confianza que necesitan para alcanzar su sueño: ser como todos los demás.■
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