Pedro Bello
A 10 meses de acabar la legislatura en la Diputación Provincial de Teruel, se puede hacer ya alguna lectura importante, con el análisis de unos años excepcionales, marcados por una inestabilidad mundial nunca vista, que como siempre, se ceba con los más débiles.
Ya en junio de 2019 comenzaba un nuevo periodo político donde el grupo provincial Ganar-Izquierda Unida lograba repetir representación, aunque sin capacidad numérica para pactos, ni gobiernos y se situaba en la posición de intentar encajar las históricas propuestas que en la anterior legislatura de gobierno PAR-PP no entraban y en esta, con la participación del grupo socialista en el gobierno y la predisposición de todo el equipo para intentar dar entrada a todos, nos ponía en una posición donde nos podíamos sentir más útiles y donde entendíamos que podíamos tener más opción de opinar, comunicar y defender lo que creíamos. De esta manera se apoyó la investidura del presidente y se acordó una idea del encaje de propuestas en los presupuestos y una mejor fluidez con el gobierno en el día a día. Era esperanzador, pero con todo por hacer.
Luego llegó el COVID y todos los enfoques dejaron de ser prioritarios, quedando cualquier propuesta aplazada por el objetivo vital de movilizar medios, dinero, partidas que pudieran combatir la crisis, la pérdida de ingresos de los ayuntamientos y sus obligaciones sobrevenidas para dotar de medios de prevención e higiene.
Esto hizo que nos centráramos en tratar de compatibilizar, la seguridad sanitaria con la generación de movimiento económico en los sectores más afectados, por lo que pasamos dos años en los que se tendió la mano completamente al gobierno y sumamos, porque era lo que pedía la ciudadanía y cumplía también nuestra vocación colaborativa y de pensar siempre como gobierno, tal y como hacemos en nuestros ayuntamientos, no podíamos quedarnos en una oposición agresiva y negacionista que no es lo que requería el histórico momento que vivíamos. Movilizar y proteger la provincia de Teruel era la única opción aceptable.■
Alcalde de La Puebla de Híjar
Diputado Provincial IU-Ganar
A 10 meses de acabar la legislatura en la Diputación Provincial de Teruel, se puede hacer ya alguna lectura importante, con el análisis de unos años excepcionales, marcados por una inestabilidad mundial nunca vista, que como siempre, se ceba con los más débiles.
Ya en junio de 2019 comenzaba un nuevo periodo político donde el grupo provincial Ganar-Izquierda Unida lograba repetir representación, aunque sin capacidad numérica para pactos, ni gobiernos y se situaba en la posición de intentar encajar las históricas propuestas que en la anterior legislatura de gobierno PAR-PP no entraban y en esta, con la participación del grupo socialista en el gobierno y la predisposición de todo el equipo para intentar dar entrada a todos, nos ponía en una posición donde nos podíamos sentir más útiles y donde entendíamos que podíamos tener más opción de opinar, comunicar y defender lo que creíamos. De esta manera se apoyó la investidura del presidente y se acordó una idea del encaje de propuestas en los presupuestos y una mejor fluidez con el gobierno en el día a día. Era esperanzador, pero con todo por hacer.
Luego llegó el COVID y todos los enfoques dejaron de ser prioritarios, quedando cualquier propuesta aplazada por el objetivo vital de movilizar medios, dinero, partidas que pudieran combatir la crisis, la pérdida de ingresos de los ayuntamientos y sus obligaciones sobrevenidas para dotar de medios de prevención e higiene.
Esto hizo que nos centráramos en tratar de compatibilizar, la seguridad sanitaria con la generación de movimiento económico en los sectores más afectados, por lo que pasamos dos años en los que se tendió la mano completamente al gobierno y sumamos, porque era lo que pedía la ciudadanía y cumplía también nuestra vocación colaborativa y de pensar siempre como gobierno, tal y como hacemos en nuestros ayuntamientos, no podíamos quedarnos en una oposición agresiva y negacionista que no es lo que requería el histórico momento que vivíamos. Movilizar y proteger la provincia de Teruel era la única opción aceptable.■
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