Cuenta con el respeto de todos y está catalogada como las minivacaciones por excelencia de la primavera. Una ocasión fabulosa para que muchas personas vuelvan a sus lugares de origen, apuesten por el turismo nacional o hagan del fervor religioso el motor de sus vidas durante unos días.
En el Bajo Aragón no es una excepción, aunque en nuestro territorio la Semana Santa tiene una importancia muy destacada. Los pueblos se llenan de gente, el encuentro entre familiares y amigos se hace patente por unos días. Ya sea la pasión, los días de descanso o el sonido de los tambores y bombos, un buen número de localidades vuelven a latir con más fuerza si cabe.
Este año lo ha hecho con más motivo. La pandemia de la Covid-19 nos ha separado durante mucho más tiempo del deseado, impidiendo que la Semana Santa volviera a ser el momento de reunión de miles de personas al mismo ritmo. El 2022 pasará a la historia como el de la vuelta a nuestras tradiciones, pero también el que evidencia una vez más el carácter de buen anfitrión del bajoaragonés. Reciben a la gente con los brazos abiertos, entienden y simbolizan una fiesta de carácter religioso, familiar y cultural al mismo tiempo.
Podemos volver a alegrarnos por el impulso económico que estas jornadas deparan en nuestros municipios. Esa unión hecha fiesta en torno a unos actos litúrgicos en los que las generaciones familiares se enorgullecen de seguir participando en los mismos. Eso sí, con el aliciente de hacer patria y de ser partícipe de uno de los alicientes más importantes de nuestra provincia.■
José Miguel Celma
Concejal Torrecilla de Alcañiz. Portavoz PP Comarca del Bajo Aragón
No hay comentarios:
Publicar un comentario