Avanzar en derechos, avanzar en igualdad
Fue en el año 2000 cuando Naciones Unidas declaró el 25N como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Con anterioridad, la ONU, había dado algunos pasos para intentar erradicar la violencia que se ejercía sobre las mujeres. Tras la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer celebrada en el 1979 y la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer aprobada en 1993, se suponía que quedaban sentadas las bases para un futuro libre de violencia de género.
Lamentablamente, casi 40 años después de muchas declaraciones de buenas intenciones, a las mujeres nos siguen matando por el hecho de ser mujeres y la justicia se permite cuestionar si era abuso o era violación si no ofrecimos suficiente resistencia.
Siglos de cultura patriarcal y políticas cobardes que no han servido para garantizar la vida y los derechos de una mitad de la población.
Afortunadamente nuestro país está avanzando hacía una nueva generación de derechos feministas, y gracias al trabajo de Unidas Podemos dentro del Gobierno de coalición que ha impulsado la Ley de Libertad Sexual, el Código Penal recoge la voluntad de las mujeres, y ninguna mujer más tendrá que resistirse para demostrar que hubo agresión. Con la ley del “Sólo sí es sí” casos como el de Nagore, Navenka o Laura Luengo habrían tenido un tratamiento muy diferente. Por fin las instituciones plasman en una ley una de las principales reivindicaciones del movimiento feminista: no fue abuso, fue violación.
Pero ni la Ley de de Libertad Sexual, ni la Ley Trans y LGTBI o la reforma de la Ley de Salud Sexual e Interrupción del Embarazo estarían hoy en tramitación sin el impulso y los logros alcanzados por el movimiento feminista como elemento transformador hacia una sociedad más igualitaria, plural y diversa.
Por eso para frenar las violencias machistas, nos necesitamos unidas. Y frente a los discursos negacionistas, el cuestionamiento y la violencia: más políticas públicas feministas. Hay que blindar el Pacto de Estado contra la Violencia de Género y su financiación para mantener la estabilidad de las políticas públicas contra las violencias machistas. Ni un paso atrás compañeras.■
Lamentablamente, casi 40 años después de muchas declaraciones de buenas intenciones, a las mujeres nos siguen matando por el hecho de ser mujeres y la justicia se permite cuestionar si era abuso o era violación si no ofrecimos suficiente resistencia.
Siglos de cultura patriarcal y políticas cobardes que no han servido para garantizar la vida y los derechos de una mitad de la población.
Afortunadamente nuestro país está avanzando hacía una nueva generación de derechos feministas, y gracias al trabajo de Unidas Podemos dentro del Gobierno de coalición que ha impulsado la Ley de Libertad Sexual, el Código Penal recoge la voluntad de las mujeres, y ninguna mujer más tendrá que resistirse para demostrar que hubo agresión. Con la ley del “Sólo sí es sí” casos como el de Nagore, Navenka o Laura Luengo habrían tenido un tratamiento muy diferente. Por fin las instituciones plasman en una ley una de las principales reivindicaciones del movimiento feminista: no fue abuso, fue violación.
Pero ni la Ley de de Libertad Sexual, ni la Ley Trans y LGTBI o la reforma de la Ley de Salud Sexual e Interrupción del Embarazo estarían hoy en tramitación sin el impulso y los logros alcanzados por el movimiento feminista como elemento transformador hacia una sociedad más igualitaria, plural y diversa.
Por eso para frenar las violencias machistas, nos necesitamos unidas. Y frente a los discursos negacionistas, el cuestionamiento y la violencia: más políticas públicas feministas. Hay que blindar el Pacto de Estado contra la Violencia de Género y su financiación para mantener la estabilidad de las políticas públicas contra las violencias machistas. Ni un paso atrás compañeras.■
Blanca Grimal Monzón
Responsable de la Secretaría de Feminismos y Derechos LGTBI en Podemos Aragón.
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