Darío Sanz. Responsable de Acción Sindical de la Unión Comarcal de Andorra de CCOO. |
Educación y adoctrinamiento
Con estas dos palabras pensarán ustedes que les voy a hablar de cómo en Cataluña, Galicia o el País Vasco se adoctrina a los niños respecto símbolos, nación, historia, idioma etc. De cómo el pobre niño “Julen” no sabe hablar español cuando está en el camping con sus padres en un pueblo de Castilla y sufre el aislamiento impuesto por la terrible educación recibida en su Ikastola. ¿Qué podemos decir de ese niño o niña gallega que cuando se encuentra con el amable ciudadano español en el camino de Santiago no sabe ni entiende palabra alguna de castellano? Como si alguien a día de hoy se pudiese creer que hay un solo infante en España que no sabe hablar castellano. No, no les vengo a hablar de ese adoctrinamiento que, en su momento, en pleno conflicto conocido como el “el procés” estuvo en boca de todos los y las indignadas ante tan gran afrenta.
¿Qué me dirían ustedes si como miembro de la comunidad educativa desde mi posición de humilde servidor público como personal de servicios auxiliares y delegado sindical les digo que a sus hijos e hijas les están adoctrinando en lo económico y por lo tanto en lo social? Pues no podemos obviar que posiblemente la economía y el orden social que esta impone en cada sociedad (valga la redundancia) es lo que va a marcar más profundamente su estatus, condiciones de vida y por lo tanto su futuro y el de todas nosotras. ¿Qué tiene que decir la comunidad educativa si yo propusiera que a los y las jóvenes que están en la ESO recibieran una formación sobre por ejemplo libertad sindical, estatuto de los trabajadores, conflicto colectivo etc.? Pues seguramente más de uno y una pondría el grito en el cielo diciendo que se está adoctrinando a la juventud. ¿Entonces? ¿Dónde están las voces y el grito en el cielo cuando se les adoctrina en la cultura y falso mito del emprendimiento, la economía dinámica y la generación de sinergias? Cuando se les dice y enseña desde contenidos creados y firmados por La Caixa, BBVA, Banco Santander y un largo etcétera, que todos pueden ser empresarios, que si se esfuerzan lo suficiente pueden ser como el idolatrado Amancio Ortega: gran defraudador de impuestos y mayor explotador laboral. Que si no lo consiguen es porque primero, y muy importante, no se han esforzado lo suficiente, siendo su fracaso personal (mejor que se sientan fracasados a que reclamen su derecho al trabajo reconocido en la Constitución Española. Y en segundo lugar, los fracasos de los nuevos aprendices de Amancios Ortegas, además del “no te has esforzado lo suficiente” lo achacan a otro mantra: “no has invertido lo suficiente arriesgando el patrimonio de tus padres trabajadores generado de los ahorros de su vida laboral”. Todo este adoctrinamiento, a mayor gloria del neoliberalismo, genera un porcentaje de fracaso de más del 80% de los proyectos de “emprendimiento” en los primeros cuatro años. Una apuesta a todo o nada de la que tienen muchas posibilidades de salir escaldados durante décadas; pero oye que si por el camino has pedido un crédito a un banco con el aval de las propiedades familiares pues ya está bien, sobre todo para esos creadores de contenidos educativos antes mencionados.
Hasta donde yo sé los sindicatos, y por lo tanto los derechos laborales, son un pilar fundamental reconocido en la Constitución Española y la mayoría de sus hijos e hijas van a ser trabajadores asalariados. No creo que la gran mayoría vayan a ser Amancios, Rubius, Florentinos o Anas Botines. ¿Entonces, por qué no enseñamos y damos una buena formación sobre el mundo del trabajo y sus derechos y sacamos a las puñeteras empresas del IBEX y a los intereses de la gran patronal de nuestra enseñanza pública? ¡No adoctrines! Me dirán. A otro perro con ese hueso.■
No hay comentarios:
Publicar un comentario