02 julio 2021

#cyc79Editorial - Los “esparteros” del siglo XXI

Bombardeo de Barcelona en 1842 desde el castillo de Montjuic.


Los “esparteros” del siglo XXI


El general Espartero, regente de España por la minoría de edad de Isabel II y la dimisión de la reina madre María Cristina de Borbón (por su implicación en un escándalo de tráfico de esclavos), bombardeó Barcelona indiscriminadamente para sofocar una revuelta popular a finales de 1842 (no fue el primer bombardeo ni tampoco sería el último del ejército español), tras lo cual refirió su famosa frase que ha quedado para la historia: “Por el bien de España, hay que bombardear Barcelona una vez cada cincuenta años”.
Los actuales herederos de la tradición “esparterista”, acostumbrados a solventar las disputas entre Cataluña y España a base de violencia y coacción, antes cañonazos y bombas ahora aplicación del artículo 155 con desembarco del Piolín incluido al grito de “a por ellos”, se encuentran ahora confusos y desarticulados en su eterna estrategia de crispación y mano dura para encauzar los problemas con Cataluña.



Los “esparteristas” tiemblan ante la posibilidad de que el diálogo desinflame el conflicto político que se vive en Cataluña durante la última década. Se quedarían sin discurso, sin consignas. Se quedarían desnudos como el Rey en el cuento de Andersen, y todos descubrirían la maldad de su tacticismo político que es tan simple como zafio: confrontar con Cataluña y Euskadi para ganar votos en el resto de España asumiendo su desaparición en estos dos territorios.

La incomunicación alimentada por los dos polos del conflicto ha dado paso a un cierto deshielo, con gestos como el de los indultos. Nada se soluciona con este acto, pero es el paso imprescindible para comenzar a andar. ¿Cuál es la solución? Nadie la sabe. Posiblemente sea un tema irresoluble a corto y medio plazo. Que el 51% de catalanes quieran la independencia posiblemente no sea suficiente para alcanzar este objetivo; pero el 49% restante tampoco puede bloquear indefinidamente los deseos de un mayor autogobierno y la búsqueda de un nuevo encaje constitucional de Cataluña en el resto de España.

La estrategia de Espartero, por mucho que a algunos les gustaría, ya no es posible en la actualidad. Tendrá que ser el diálogo, la negociación y la democracia la que consiga, de una vez por todas después de 400 años, empezar a mirar a los ojos al problema territorial de España que no se puede esquivar eternamente en un contexto democrático.■

 

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