El padre - Florian Zeller (2020) – Reino Unido
El padre es una certera aproximación a esa silenciosa pero devastadora enfermedad que es el Alzheimer y nos muestra la convivencia entre Anthony y su hija Anne. Anthony, ya octogenario, no ve necesario que su hija contrate a ninguna cuidadora porque a pesar de su edad se considera totalmente autosuficiente. Anne no puede visitarlo todos los días y prefiere que haya alguien con él, pero su padre -terco como una mula- se ocupa de ahuyentar a todas las cuidadoras que con muchas dificultades va encontrado su hija.
La película lógicamente mantiene algo de ese origen teatral en su propuesta, no sólo por mantenerse siempre rodada en interiores sino por las magníficas interpretaciones de los dos personajes principales, que en mi opinión brillan a la misma altura, aunque la mayor parte de los premios y parabienes se los haya llevado Anthony Hopkins. Es cierto que hace uno de los mejores papeles de toda su carrera -y eso ya es decir mucho-, pero no es menos cierto que el papel protagonista que crea Olivia Colman para representar a Anne es antológico; pocas veces se ha visto en el cine reflejar tan bien el amor, la abnegación, el sufrimiento y los remordimientos como lo hace esta fabulosa actriz.
Aunque parezca complicado seguir le enrevesada trama de El padre, la verdad es que el montaje del director acaba siendo todo un acierto para mostrarnos las consecuencias del Alzheimer desde todos los puntos de vista, el de el enfermo y el de sus familiares más cercanos, y cómo afecta también a la relación con terceras personas. Sentiremos en nuestras carnes los efectos que provoca esta terrible enfermedad en unos y otros personajes; desgraciadamente muchos de vosotros quizás hayáis tenido o tengáis alguna experiencia con algún familiar cercano y sabéis perfectamente a lo que me refiero. Para quien haya tenido la suerte de no haber tenido que convivir con ella, esta película muestra con claridad y sin ningún tipo de exageración la cruda cara del Alzheimer.
El padre es solemne y melancólica, como la ópera que escucha Antony para relajarse en su piso y que se convierte en la banda sonora de la película. Es un carrusel de emociones que pasan de un extremo a otro en cuestión de segundos, un puzle en el que parece que sobran piezas pero que sorpresivamente acaban encajando para mostrarnos una realidad tan dura como implacable.
Os recomiendo que veáis El padre la mejor y más original mirada del cine al Alzheimer en mucho tiempo. No os defraudará, os lo aseguro.■
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