Antonio Jiménez junto a los delegados que dirigirán los
próximos cuatro años la Unión Comarcal de CCOO Andorra. |
Somos el motor de la historia
Durante el pasado Congreso de CCOO de la Unión Comarcal de Andorra fui reelegido Secretario General, aspecto que considero intrascendente puesto que lo importante es el grupo de mujeres y hombres que me acompañan en este próximo ciclo de cuatro años.
En el discurso que pronuncié quise acordarme, en primer lugar, de todos y todas las trabajadoras de primera línea que se han enfrentado y se enfrentan a la cara más dura de esta pandemia, demostrando una vez más que solo el pueblo salva al pueblo y poniendo encima de la mesa la importancia y valores de nuestra clase. Algunos repiten el mantra de que son las empresas y empresarios los que generan la riqueza. El estado de alarma y los sucesivos confinamientos han demostrado que no es verdad, que somos los y las trabajadoras los que lo hacemos. Sin nosotras paramos se para el mundo. Ahí radica nuestra fuerza y convicción de que otro mundo es posible. Que nadie os engañe a vosotras y vosotros, nuestra lucha es el motor de la historia.
En estas líneas quiero agradecer desde el corazón el trabajo y esfuerzo realizado por los y las compañeras trabajadoras de nuestra Unión Comarcal durante estos últimos cuatro años, sin vosotras Inma, Marta, Celina, Xavi… no sería posible conseguir nuestro objetivo que no es otro que defender los intereses y derechos de los y las trabajadoras. Lo debemos de estar haciendo bien porque por mucho que a algunos les moleste no paramos de crecer. También es de recibo reconocer el esfuerzo, apoyo y compromiso militante de todas y cada una de las personas que han formado o forman parte de nuestra ejecutiva. Sin vosotras todo sería más difícil, gracias compañeras. Tampoco nos podemos olvidar de ninguna manera de los y las que habéis confiado en nuestro sindicato para dar un paso al frente y defender a vuestras compañeras y compañeros de tajo, tarea nada sencilla, tarea de valientes en la que hay remar contra viento y marea. Vosotras sois sindicato.
Tengo que hacer referencia obligada a varios conflictos y luchas como ha sido la de nuestros compañeros de la federación de jubilados que han encabezado la lucha por un convenio justo en Endesa, para que no se recortasen los derechos de las clases pasivas, de sus ex trabajadores, derechos conquistados a golpe de huelga. Una Endesa que va a ser la mayor beneficiada de esta mal llamada transición justa, esta reconversión que ha dejado tirados digan lo que digan algunos a sus ex trabajadores, muy concretamente a los ex trabajadores de las subcontratas que han sido y son los y las paganas de esta crisis. Ojalá pudiéramos hacer algo más por vosotros y vosotras compañeras desde esta Unión Comarcal, sabéis que lo haríamos.
En esta Unión Comarcal nunca nos hemos movido de nuestros orígenes y razón de ser. No solo recordamos a compañeros como Marcelino Camacho de forma testimonial y anecdótica. Es su ejemplo, su lucha lo que tratamos humildemente de seguir aquí, día a día, conflicto a conflicto. Es el hilo rojo de la historia con el que tratamos de tejer una vida más justa y más digna para todos los y los trabajadores de nuestro territorio. Somos un sindicato de clase, serio, sin banalidades, austero, pegado a la calle y abierto a toda la sociedad. Combatimos y negociamos, pero nunca traicionamos. No entendemos de rencillas, diferencias y organigramas a veces extraños. Todos y todas somos sindicato. Ayer, hoy y mañana, ni un paso atrás. ¡Hasta la victoria siempre!■
En el discurso que pronuncié quise acordarme, en primer lugar, de todos y todas las trabajadoras de primera línea que se han enfrentado y se enfrentan a la cara más dura de esta pandemia, demostrando una vez más que solo el pueblo salva al pueblo y poniendo encima de la mesa la importancia y valores de nuestra clase. Algunos repiten el mantra de que son las empresas y empresarios los que generan la riqueza. El estado de alarma y los sucesivos confinamientos han demostrado que no es verdad, que somos los y las trabajadoras los que lo hacemos. Sin nosotras paramos se para el mundo. Ahí radica nuestra fuerza y convicción de que otro mundo es posible. Que nadie os engañe a vosotras y vosotros, nuestra lucha es el motor de la historia.
En estas líneas quiero agradecer desde el corazón el trabajo y esfuerzo realizado por los y las compañeras trabajadoras de nuestra Unión Comarcal durante estos últimos cuatro años, sin vosotras Inma, Marta, Celina, Xavi… no sería posible conseguir nuestro objetivo que no es otro que defender los intereses y derechos de los y las trabajadoras. Lo debemos de estar haciendo bien porque por mucho que a algunos les moleste no paramos de crecer. También es de recibo reconocer el esfuerzo, apoyo y compromiso militante de todas y cada una de las personas que han formado o forman parte de nuestra ejecutiva. Sin vosotras todo sería más difícil, gracias compañeras. Tampoco nos podemos olvidar de ninguna manera de los y las que habéis confiado en nuestro sindicato para dar un paso al frente y defender a vuestras compañeras y compañeros de tajo, tarea nada sencilla, tarea de valientes en la que hay remar contra viento y marea. Vosotras sois sindicato.
Tengo que hacer referencia obligada a varios conflictos y luchas como ha sido la de nuestros compañeros de la federación de jubilados que han encabezado la lucha por un convenio justo en Endesa, para que no se recortasen los derechos de las clases pasivas, de sus ex trabajadores, derechos conquistados a golpe de huelga. Una Endesa que va a ser la mayor beneficiada de esta mal llamada transición justa, esta reconversión que ha dejado tirados digan lo que digan algunos a sus ex trabajadores, muy concretamente a los ex trabajadores de las subcontratas que han sido y son los y las paganas de esta crisis. Ojalá pudiéramos hacer algo más por vosotros y vosotras compañeras desde esta Unión Comarcal, sabéis que lo haríamos.
En esta Unión Comarcal nunca nos hemos movido de nuestros orígenes y razón de ser. No solo recordamos a compañeros como Marcelino Camacho de forma testimonial y anecdótica. Es su ejemplo, su lucha lo que tratamos humildemente de seguir aquí, día a día, conflicto a conflicto. Es el hilo rojo de la historia con el que tratamos de tejer una vida más justa y más digna para todos los y los trabajadores de nuestro territorio. Somos un sindicato de clase, serio, sin banalidades, austero, pegado a la calle y abierto a toda la sociedad. Combatimos y negociamos, pero nunca traicionamos. No entendemos de rencillas, diferencias y organigramas a veces extraños. Todos y todas somos sindicato. Ayer, hoy y mañana, ni un paso atrás. ¡Hasta la victoria siempre!■
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