Darío Sanz. Secretario del Movimiento Obrero - PCE Bajo Aragón |
Hace días que no escribo, sinceramente no es una habilidad, afición o necesidad personal. Es el sentido del deber militante y consciente por contar, explicar y hacer llegar, y por qué no reconocerlo también una válvula de escape que como trabajador comprometido en las luchas de clase, de mi clase, me permite compartir una idea o una opinión con el resto de trabajadoras, estén estas comprometidas o no con un cambio de realidad, o compartan o no mis ideales, porque al final compartimos clase social y eso significa que compartimos problemas y realidad.
Hoy quiero dar mi opinión personal sobre los “liderazgos políticos” que a mí parecer hay hoy en la izquierda y de cómo la inercia imparable de sus nuevas, que no mejores, formas de hacer política está erosionando a los que defendemos una militancia consciente y activa.
Como comunista espero que el o la líder de mi partido sea capaz de anteponer las decisiones comunes tomadas a través de la inteligencia colectiva a sus ideas o convicciones personales. De igual modo que espero que las decisiones de primer calado que se toman en las coaliciones en las que participamos se tomen a través de órganos donde estemos todos y todas representados. No que se haga en reuniones de unos pocos donde todos admiran profundamente al líder y su opinión, se decide entre palmadas en la espalda y se pacta entre “botellines”, para luego publicar un twitter y esperar que la horda de fanboys que no militantes aplaudan su decisión cual tribuno romano asomado a su balcón senatorial iluminando a la plebe con su carisma casi divino. Por ello tengo que decir que aun pudiendo parecerme adecuadas tácticamente algunas de estas últimas decisiones que se han tomado, tengo el deber de denunciar que se hace a costa de la democracia interna y orgánica y del respeto debido entre las organizaciones y los militantes que compartimos espacio en UP.
Independientemente que sean mis líderes los primeros en salir al “minuto” aplaudiendo la épica del compañero o compañera tribuno, la herida ya está abierta para los y las que nos fijamos más en lo que se “hace” que en lo que se “dice”, para los que todos los días del año colgamos carteles, hacemos pancartas, vamos a reuniones y organizamos frentes de lucha, o aprobamos y enmendamos documentos como meros ejemplos de nuestro trabajo. Cambios en el Gobierno de coalición, leyes, propuestas de candidatos para presidencias de gobierno futuras, todas o por lo menos muchas de estas decisiones se están tomando de la forma anteriormente descrita. Todos los “lideres” se manifiestan lo más rápido posible, aún más rápido llega el feedback por parte de sus fans todo envuelto con unos buenos videos con canción revolucionaría de fondo, retórica épica y guerra civilista y ya tenemos el terreno preparado para luego plantear no sé qué primarias o cuestión tipo OTAN SI, OTAN NO. En la que todo el mundo vota, fanboys and girls incluidas. Aquí se supone que se debe elaborar de abajo hacia arriba, colectivamente y no de arriba hacia abajo para luego apoyarse en este tipo de mayorías.
La cuestión es: ¿este proceder es más democrático que el respeto a los órganos y documentos políticos comunes de los que entre todos y todas nos hemos autoimpuesto?
“Ni en dioses, reyes, ni tribunos está el supremo salvador”. Solo la inteligencia y elaboración colectiva a través del poder popular hará cambiar a este mundo de base.■
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