El decreto del estado de alarma y el posterior confinamiento supuso el principio de un declive fatídico para la mayoría de las personas afectadas por Alzheimer de nuestro país.
Desde AFEDABA Los Calatravos, hemos sido testigos en primera línea del empeoramiento global que han sufrido nuestros usuarios, así como las difíciles situaciones a las que se han enfrentado sus cuidadores. En la historia de vida y atención a este colectivo por parte de nuestros programas, nunca vimos una evolución tan notable del proceso de demencia en tan poco tiempo. Para nosotros, a las vidas perdidas por el COVID-19 y sus víctimas directas, tenemos que sumar las de cientos de personas afectadas por una demencia que han empeorado a causa de esta situación y que han fallecido o se encuentran en fases muy avanzadas de la enfermedad.
Según un estudio realizado, en julio de 2020, por la Fundación Pascual Maragall, sobre el impacto del COVID en este colectivo:
-El 67 % de las personas con Alzheimer han empeorado durante el confinamiento, con especial incidencia a los usuarios de centros de día.
-Para un 48% de los afectados los síntomas asociados a la enfermedad han empeorado considerablemente, lo que ha provocado una mayor dificultad en la realización de actividades cotidianas.
-El 64% de los pacientes han tenido alteraciones del sueño; el 43 % han sufrido agitación; el 51 % han demostrado una mayor apatía; y el 41 % han padecido cambios en el estado de ánimo.
-El 72 % de los pacientes han sufrido cambios negativos en su proceso de enfermedad.
El efecto en los cuidadores
Pero no sólo han sufrido nuestros pacientes, sino que la otra cara de la moneda de esta enfermedad, quiénes soportan la ardua tarea de cuidar día tras día también han experimentado cambios debido a esta crisis. El 45% de los cuidadores ha percibido que su estado de salud ha empeorado con un aumento generalizado de dolor, alteraciones en el sueño y en el estado de ánimo. Además, el 38% manifiesta haber tenido dificultades para realizar los cuidados durante el confinamiento y el 65% de ellos han echado en falta apoyo sanitario y asistencial.
En los últimos años, los expertos a nivel mundial, han ubicado a las demencias como la gran pandemia del siglo XXI de una sociedad que envejece a un ritmo vertiginoso por lo que se destaca la importancia de promover una mayor atención a la demencia en el contexto actual de alarma. No sólo es importante la protección ante una posible infección, sino que también lo es la intervención en salud mental y en atención psicosocial tanto del paciente como del cuidador.
Detección precoz, estimulación cognitiva y fármacos específicos
Debemos de promover programas de prevención del deterioro cognitivo e implementar medidas que favorezcan el diagnóstico precoz de este tipo de patologías neurodegenerativas. Hasta la fecha, la detección temprana y la intervención cognitiva a través de programas de estimulación, combinada con los fármacos específicos para su tratamiento, son las únicas herramientas eficaces para prevenir situaciones de mayor dependencia.
Todos deberíamos hacer una reflexión a este respecto, desde cada ciudadano y familia para actuar ante la mínima sospecha de deterioro cognitivo, cómo aquellos que gobiernan nuestro país y que pese a vivir una situación que sobrepasa a cualquiera no deberían olvidar la necesidad de atención que tiene este colectivo doblemente afectado; paciente y cuidador y, la obligación pública y moral de destinar mayores recursos tanto a la prevención como a la atención de nuestro mayores y cumplir pactos y acuerdos políticos también fuera de campañas y períodos electorales, en los que todos se acuerdan de las necesidades de ambos y que éstas parecen desvanecerse cuando se ocupan cargos de mayor responsabilidad.■
No hay comentarios:
Publicar un comentario