Pedro Bello. Alcalde La Puebla de Híjar |
Hablando de un producto que a nivel mundial tiene su principal zona extractiva en el Bajo Aragón histórico, podríamos pensar que puede ser algo único y relevante que poner en valor, incluso para ser un producto estrella, símbolo de nuestra tierra. Se está trabajando para conseguirlo y quizá sea este el momento, después de varias décadas de esfuerzos en su promoción.
Normalización en dos aspectos: en principio, es absolutamente fundamental generar la normativa técnica respecto del material para su uso en construcción y decoración y con todas las acreditaciones y especificaciones necesarias para que pueda implementarse su uso en cualquier lugar del mundo. Tiene que ser fácil y accesible para cualquiera su conocimiento, la forma de tratarlo, como montarlo o como mantenerlo y estar todo avalado y testado por los organismos de control de materiales y su calidad. Sin ello, será difícil conseguir mayor valor añadido y tendremos que conformarnos con seguir extrayendo bolos y mandarlos a China. El alabastro tiene que ser en nuestro territorio mucho más que la minería.
Por otro lado, generar normas en cuanto a funcionar en perfecta comunión todos agentes implicados. El sector del alabastro nunca ha sido fácil y, como en cualquier tipo de minería, el reparto de las cuadrículas a explotar y la convivencia de las empresas en el territorio son claramente mejorables y exigen su actualización y mejora. Creo que a nivel institucional estamos avanzando de la mano, conscientes de que así sumar es multiplicar. Los agentes del territorio están creando un caldo de cultivo idóneo y cómodo para que el sector pueda despegar.
Cada cual apostando por distintas formas de desarrollar el alabastro, pero en equipo. Así los Ayuntamientos de Albalate del Arzobispo y La Puebla de Híjar, Comarca del Bajo Martín y el Grupo de Acción Local ADIBAMA siguen buscando revalorizar esta maravilla blanca translúcida en universos tan dispares como la arquitectura, el arte, la iluminación, la decoración, la aplicación en la ganadería y agricultura, su uso en alimentación o en farmacia y otras innumerables aplicaciones en el sector de la construcción.■
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