Jorge Tabuenca. Secretario de Organización CCOO Andorra. |
Finalizado 2020, la reforma laboral de 2012 sigue vigente (y no olvidemos que también la del 2010). Esto supone que a día de hoy, más de un año después de constituirse un gobierno progresista, la clase trabajadora sigue sin recuperar los derechos laborales arrebatados por el anterior ejecutivo que tanto dañó las condiciones del trabajo abocándonos a la más absoluta precariedad e indefensión laboral que en la actualidad seguimos sufriendo.
Viene bien recordar que tanto el PSOE como Unidas Podemos marcaban la derogación de la reforma laboral como uno de sus principales pilares en sus programas electorales y quedó reforzado en el acuerdo de Gobierno que nos presentó a toda la sociedad el nuevo gobierno de coalición.
Pero desde las organizaciones sindicales no constatamos ningún avance. Al contrario. Las declaraciones del Presidente del Gobierno anunciando que “habrá reforma laboral si hay acuerdo social” no son nada prometedoras. Vincula la contrarreforma laboral al acuerdo entre las organizaciones de los trabajadores y trabajadoras y las organizaciones empresariales; otorgando una importante concesión a una de las partes, a la empresarial, la más favorecida por las anteriores reformas laborales. Sólo recordar que la reforma de Mariano Rajoy, sin acuerdo entre las partes, superó las propias expectativas que tenía la patronal desequilibrando la capacidad de negociación colectiva entre empresa y plantillas en beneficio de los primeros y en detrimento de los derechos laborales.
Como bien dice Unai Sordo, secretario general de CCOO, “la peor forma de fomentar acuerdos es premiar los desacuerdos”. El derecho a veto que se concede a la parte empresarial supone el endurecimiento de su postura para que nada se mueva, para no revertir la lesiva legislación laboral que sigue en vigor. La mesa de Diálogo Social debe de volver a retomarse pero sin concesiones. La derogación de la reforma laboral no es una opción, es una obligación.
Es urgente reequilibrar la capacidad de negociación de los trabajadores y trabajadoras en las empresas; hay que derogar la prioridad de los convenios de empresas sobre los convenios sectoriales, así como recuperar la ultra actividad de los convenios colectivos para que estos puedan extenderse más allá de la fecha de caducidad durante el proceso de negociación.
Necesariamente hay que regular la subcontratación laboral y limitarla a servicios especializados ajenos a la actividad principal de la empresa para evitar la degradación profesional y dignificar el empleo. También limitar la capacidad de la empresa del descuelgue salarial y de la modificación unilateral de las condiciones del contrato por parte de la empresa.
Hay que prevenir y controlar el uso fraudulento de la contratación parcial y garantizar que los derechos laborales y las condiciones de trabajo en este tipo de contratación son iguales a los de los contratados a tiempo completo; acabar con la utilización por parte de las empresas de los llamados “falsos autónomos” que deberían integrarse en las plantillas de estas garantizando todos sus derechos; etc, etc. Todas las reformas anteriores supondrían un refuerzo en inspecciones e inspectores de trabajo, que evidentemente, no van a ser del agrado de las organizaciones empresariales que no van a tener ningún interés en llegar a un acuerdo en la mesa de diálogo social. Así que dejemos “los vetos” al margen y luchemos y negociemos para derogar la nefasta legislación laboral.
El año en el que entramos va a suponer un importante reto social y económico donde será necesario apoyarnos para iniciar un nuevo ciclo donde el trabajo y sus condiciones no se vean debilitadas. Hay que desarrollar la nueva ley del teletrabajo, afianzar el Salario Mínimo Interprofesional con la subida correspondiente, una nueva reforma de las pensiones, etc. Así que tenemos una importante tarea colectiva por delante donde contamos con todas y todos.
¡Feliz y reivindicativo 2021!■
Viene bien recordar que tanto el PSOE como Unidas Podemos marcaban la derogación de la reforma laboral como uno de sus principales pilares en sus programas electorales y quedó reforzado en el acuerdo de Gobierno que nos presentó a toda la sociedad el nuevo gobierno de coalición.
Pero desde las organizaciones sindicales no constatamos ningún avance. Al contrario. Las declaraciones del Presidente del Gobierno anunciando que “habrá reforma laboral si hay acuerdo social” no son nada prometedoras. Vincula la contrarreforma laboral al acuerdo entre las organizaciones de los trabajadores y trabajadoras y las organizaciones empresariales; otorgando una importante concesión a una de las partes, a la empresarial, la más favorecida por las anteriores reformas laborales. Sólo recordar que la reforma de Mariano Rajoy, sin acuerdo entre las partes, superó las propias expectativas que tenía la patronal desequilibrando la capacidad de negociación colectiva entre empresa y plantillas en beneficio de los primeros y en detrimento de los derechos laborales.
Como bien dice Unai Sordo, secretario general de CCOO, “la peor forma de fomentar acuerdos es premiar los desacuerdos”. El derecho a veto que se concede a la parte empresarial supone el endurecimiento de su postura para que nada se mueva, para no revertir la lesiva legislación laboral que sigue en vigor. La mesa de Diálogo Social debe de volver a retomarse pero sin concesiones. La derogación de la reforma laboral no es una opción, es una obligación.
Es urgente reequilibrar la capacidad de negociación de los trabajadores y trabajadoras en las empresas; hay que derogar la prioridad de los convenios de empresas sobre los convenios sectoriales, así como recuperar la ultra actividad de los convenios colectivos para que estos puedan extenderse más allá de la fecha de caducidad durante el proceso de negociación.
Necesariamente hay que regular la subcontratación laboral y limitarla a servicios especializados ajenos a la actividad principal de la empresa para evitar la degradación profesional y dignificar el empleo. También limitar la capacidad de la empresa del descuelgue salarial y de la modificación unilateral de las condiciones del contrato por parte de la empresa.
Hay que prevenir y controlar el uso fraudulento de la contratación parcial y garantizar que los derechos laborales y las condiciones de trabajo en este tipo de contratación son iguales a los de los contratados a tiempo completo; acabar con la utilización por parte de las empresas de los llamados “falsos autónomos” que deberían integrarse en las plantillas de estas garantizando todos sus derechos; etc, etc. Todas las reformas anteriores supondrían un refuerzo en inspecciones e inspectores de trabajo, que evidentemente, no van a ser del agrado de las organizaciones empresariales que no van a tener ningún interés en llegar a un acuerdo en la mesa de diálogo social. Así que dejemos “los vetos” al margen y luchemos y negociemos para derogar la nefasta legislación laboral.
El año en el que entramos va a suponer un importante reto social y económico donde será necesario apoyarnos para iniciar un nuevo ciclo donde el trabajo y sus condiciones no se vean debilitadas. Hay que desarrollar la nueva ley del teletrabajo, afianzar el Salario Mínimo Interprofesional con la subida correspondiente, una nueva reforma de las pensiones, etc. Así que tenemos una importante tarea colectiva por delante donde contamos con todas y todos.
¡Feliz y reivindicativo 2021!■
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