Aitor Clemente. Alcalde de Aguaviva. |
El pasado 20 de octubre el Congreso aprobaba la suspensión de las reglas fiscales para los ejercicios 2020 y 2021, lo cual supone que la crisis económica y social que está generando la pandemia de la COVID-19 se podrá afrontar de una manera radicalmente distinta a cómo se hizo hace una década, cuando los gobiernos de Zapatero y, sobre todo, de M. Rajoy aplicaron por sistema la medicina de los recortes.
En esta ocasión, el gobierno de coalición ha optado por una política expansiva, absolutamente necesaria para poder seguir trabajando en la coyuntura de emergencia sanitaria y para afrontar los retos que ésta nos plantea, sin dejar a nadie atrás. Conjuntamente con el Fondo de Recuperación europeo, esta decisión deberá servir para que esta crisis suponga además una oportunidad para reestructurar nuestra economía con el objetivo de hacerla menos vulnerable ante envites como el actual.
Para las entidades locales esto también supondrá un notable cambio. A falta de concretar si también serán gestoras de parte de los mencionados fondos europeos, la cancelación del techo de gasto permitirá que diputaciones, comarcas y ayuntamientos puedan hacer uso de la totalidad de los recursos que generan. Además, a ello se sumará que estos entes podrán disponer de los remanentes que han ido acumulando a lo largo de los últimos años a causa de un marco legislativo completamente adverso, lo que provocará la activación de miles de millones bloqueados hasta ahora en cuentas bancarias.
Sería deseable que todo ello fuera acompasado de modificaciones en la normativa de contratación pública que permitan estimular realmente la economía de proximidad y dinamizar las empresas del territorio, evitando que sean las grandes corporaciones las que se beneficien de esta situación, como viene siendo habitual.
Aunque merecería un capítulo aparte, es digna de mencionar la actuación de Pablo Casado y el PP durante los últimos meses acerca de esta cuestión. Desde las maniobras para evitar la concesión a nuestro país del paquete de ayudas de la Comisión Europea, a intentar erigirse en el adalid de los ayuntamientos en la lucha para conseguir el uso de los remanentes, con la inestimable colaboración teatral del alcalde Azcón, para acabar absteniéndose en la votación que iba a permitir alcanzar esa reivindicación. Por suerte, parece que todo quedará en el anecdotario político y el balón de oxígeno económico llegará realmente a todas las administraciones públicas.■
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