09 julio 2020

Orgullo en las redes

Blanca Martí Garcés - Comunicadora
julio 2020 ACTUALIDAD | DÍA DEL ORGULLO | COLECTIVO LGTBI   



Sandra Escosa, Vanesa Gargallo, Alfred Giménez y Antonio Pedrós, cuatro personas pertenecientes al colectivo LGTBI y vinculadas con el Bajo Aragón, nos han ayudado a entender los avances realizados en materia de igualdad y el camino que queda por recorrer para alcanzarla en su totalidad.

El 2020 nos ha sorprendido con una crisis sanitaria cuyo horizonte está todavía por ver. Como consecuencia, millones de personas se han visto confinadas y separadas de sus seres queridos. El pasado 21 de junio se dio la apertura de fronteras con los países europeos del espacio Schengen, apertura que se completaba con Portugal el 1 de julio. A causa de todo esto, miles de celebraciones han quedado suspendidas como medida preventiva ante la crisis. 

Junio es un mes de importante movilidad por el comienzo del verano y también es una fecha señalada para el colectivo LGTBI. El 28 de junio se celebraba el Día Internacional del Orgullo Gay, fecha conmemorativa de la redada que sufrieron personas de este colectivo en un local de Nueva York en 1969. Una acción policial que causó una sucesión de manifestaciones que solicitaban activamente la igualdad de derechos LGTBI con el resto de ciudadanos. Al año siguiente se celebró el aniversario de aquella revuelta y desde entonces el Día del Orgullo se conmemora en dicha fecha. Ya han pasado 50 años desde aquella importante reivindicación que este año deberá trasladar sus eventos a la red. 

‘La verdadera trinchera de la guerra LGTBI está en la aceptación y la consolidación de los derechos de la población transexual, quienes realmente viven unos niveles de discriminación horribles’

Antonio Pedrós


La conquista de los derechos LGTBI
A finales de los años sesenta los movimientos sociales se extendieron para hacer entender a la sociedad que un cambio aperturista era necesario. En este caso, fue en Estados Unidos donde se prendió la llama que se extendió por decenas de países, aunque en el nuestro tardó en tomar cuerpo por la situación política en la que nos encontrábamos. En la actualidad, según nos cuenta Antonio Pedrós ‘en Estados Unidos, la gente joven no tiene problema alguno, por lo general, con las políticas inclusivas LGTBI. El problema lo tiene la gente más mayor. Es un tema generacional, o al menos aquí eso se entiende así, como ocurre con otros elementos culturales’.

A este lado del charco forma ya parte de nuestra cultura el Europride, fiesta del Orgullo europea que se celebra cada año en una ciudad diferente. Este 2020 era el turno de Tesalónica, ciudad griega con encanto histórico que de momento se ha quedado sin su celebración. 

Los matrimonios heterosexuales descendieron el pasado año, respecto al anterior, en un 1,4% mientras que los celebrados entre parejas del mismo sexo aumentaban en un 4,89 %, muestra de la importancia de las conquistas legislativas.


La campaña de Correos
Por su parte, en España, los actos del día 28 se trasladaron, principalmente, a las redes sociales. Además, entre el 1 y 5 de julio se plantean actividades culturales de diversa naturaleza siempre desde la aséptica distancia. Se nos brinda así una oportunidad para participar en ellas desde nuestros domicilios. Una forma de acercar a todo el mundo la posibilidad de ser parte de la fiesta del Orgullo. Por otro lado, una iniciativa novedosa este año ha sido la llevada a cabo por Correos. La empresa pública ha rotulado algunos de sus buzones, vehículos y oficinas con la bandera LGTBI además de emitir un sello con este símbolo identificativo. Como era de esperar, las reacciones no han tardado en aparecer. El maniqueísmo de nuestra cultura nos delata. Hay quienes han calificado la iniciativa de digna de aplauso, mientras que los hay que ven en ella un despilfarro de dinero innecesario dadas las circunstancias de crisis en las que nos encontramos.

La homofobia sigue existiendo
Nos topamos aquí con la consabida confrontación de opuestos. Los medios de comunicación, siguiendo nuestra forma de cultura y sistema de educación, aprovechan todos aquellos puntos en los que no estamos de acuerdo para generar tensión, disputa, crispación, un término muy usado en política. Y político acaba siendo el trasfondo de todo argumento que se esgrime en defensa o en contra de cualquier iniciativa cultural o social. Es aquí donde los movimientos sociales han de dar un paso al frente y desvincularse de asociaciones de significado que traten de identificarlos con el recurrente etiquetado político. Un avance necesario que es difícil en todos los ámbitos. 

‘Las celebraciones del Orgullo no deberían de ser necesarias en los tiempos que corren pero, desgraciadamente, parece hacer falta visibilizar a este colectivo ya que sigue habiendo discriminación, insultos, violencia…’.
Vanesa Gargallo

Las conquistas legales del colectivo LGTBI en nuestro país han sido importantes. A día de hoy, a falta de una erradicación completa de las actitudes homófobas, se puede decir que los derechos humanos se respaldan en la homosexualidad, pero según apunta Antonio ‘la verdadera trinchera de la guerra LGTBI está en la aceptación y la consolidación de los derechos de la población transexual, quienes realmente viven unos niveles de discriminación horribles’.

De manera natural la sociedad llegó antes que la política y, dado que en nuestros genes está inscrito ese principio de convivencia en grupo que tiende al parlamentarismo antes que a la oposición, démonos un voto de confianza y demostremos que la igualdad no es una construcción publicitaria. Confiaremos como Rousseau en la bondad del hombre defendiendo como él que ‘no hay perversidad original en el corazón humano’.

Como este gran filósofo del siglo XVIII ya planteaba hemos de ser cuidadosos con la educación. Las carencias culturales nos llevan a situaciones como la que se vivió en Indonesia en 2016. El alcalde de la ciudad de Tangerang, Arief R. Wismansyah, durante un seminario sobre embarazos celebrado en la ciudad, comentaba la importancia de una nutrición adecuada en los niños más pequeños. Posteriormente aseguraba que los preparados lácteos, así como las sopas instantáneas, tienen el potencial de volver gays a los bebés.

Una anécdota que se muestra reveladora de la necesidad de actualización cultural en muchos lugares. 

‘A través del activismo de los colectivos LGTBI se ofrece información para erradicar la discriminación en el medio rural y además puede ayudar, entre otras cosas, a basar la educación en el respeto y los valores que debería tener cualquier ser humano’.
Alfred Giménez


El colectivo LGTBI en datos
Conocer nuestro entorno es importante para analizarlo y comprenderlo. Para esto es necesaria la ciencia y los números que lo acompañan. Las estadísticas nos invaden para ayudarnos a entender el mundo que nos rodea. El grupo Dalia, empresa de recopilación de datos estadísticos de origen germano, publicó un estudio hace menos de cuatro años en el que muestra que el 6,9 % de los españoles se habían declarado pertenecientes al colectivo LGTBI (mapa) y en el marco europeo cerca del 10% consideraban que no eran meramente heterosexuales.

Y siguiendo con el análisis de cifras, las del Instituto Nacional de Estadística muestran que los matrimonios heterosexuales descendieron el pasado año, respecto al anterior, en un 1,4% mientras que los celebrados entre parejas del mismo sexo aumentaban en un 4,89 %, muestra de la importancia de las conquistas legislativas. Pero a pesar de estos avances quienes forman parte del colectivo LGTBI saben que incluso hoy en día en un país considerado de los más tolerantes en todo el mundo, como España, pueden sentirse diferentes. Sandra Escosa afirma que ‘todavía queda gente que mira sorprendida al ver una pareja del mismo sexo’.

Hace ya 42 años que el Congreso modificó la Ley de Peligrosidad Social que recogía: “Serán declarados en estado peligroso, y se les aplicarán las correspondientes medidas de seguridad y rehabilitación, quienes realicen actos de homosexualidad”. Nos acercamos al medio siglo de despenalización en nuestro país, pero el camino hacia la igualdad todavía no ha terminado. Como bien decía Antonio ‘sin igualdad legislativa no se puede hablar de aceptación y tolerancia’, Por lo que se debe seguir trabajando hacia una legislación 100% igualitaria.

En cuanto a las celebraciones del Orgullo Vanesa Gargallo apunta que ‘no deberían de ser necesarias en los tiempos que corren pero, desgraciadamente, parece hacer falta visibilizar a este colectivo ya que sigue habiendo discriminación, insultos, violencia…’.

Lo más icónico de las fiestas del Orgullo gay es el derroche de color y curiosos atuendos, pero si vemos los actos culturales organizados nos daremos cuenta de que hay para todos los gustos. Según opina Sandra ‘cualquiera tiene cabida en este tipo de celebraciones, es indiferente que sean heterosexuaes, trans, homosexuales…’ La participación de la sociedad en su conjunto sería un buen marcador de que no solo nos acercamos a una legislación inclusiva, sino que nuestra actitud hacia ella es de una mente abierta a lo desconocido.

Lo cierto es que siempre encontraremos conexiones en el sentir humano que nos harán estar más cerca de personas que por sus ideas, creencias o manifestaciones pudieran parecernos ajenas a nuestro mundo.

Educación y activismo: claves para normalizar la homosexualidad
Como Doris Lessing sostenía ‘escribir acerca de uno mismo equivale a escribir acerca de los otros, dado que vuestros problemas, dolores, placeres y emociones (y vuestras ideas extraordinarias o notables) no pueden ser únicamente vuestros.’ De la misma manera que leer historias va descubriendo partes de nosotros que desconocíamos, acercarnos a perspectivas vitales alternativas nos permite vivir la vida de forma más plena, comprendiendo posturas, asimilando conceptos y encajando visiones que irán ampliando nuestro universo mental. Un universo que al aumentar sus referencias genera nuevos patrones y modos de entender que nos serán provechosos en diferentes ámbitos de la vida.

Tendríamos así, que seguir apostando por la importancia del activismo que se lleva a cabo a través de asociaciones que como apunta Alfred Giménez ayudan a ‘ofrecer información para erradicar la discriminación en el medio rural’. Además, señala que este necesario activismo puede ayudar, entre otras cosas a ‘basar la educación en el respeto y los valores que debería tener cualquier ser humano’.

Pero, el temor a lo diferente es una constante a lo largo de la historia. Antonio nos comentaba que ‘el miedo al “otro” (en realidad a nosotros mismos) marca todas las culturas’, una reflexión que nos lleva a buscar en nosotros mismos las claves de la tolerancia. Una tolerancia que se vive, en ocasiones, con más dificultades en las zonas rurales.

En cuanto a la problemática de la aceptación del colectivo LGTBI, en un ámbito rural como el nuestro, Antonio señala que ‘más que identificar los problemas con lugares grandes o pequeños (aunque obviamente a veces haya mayor cerrazón en los pequeños), diría que es un tema de personas y acceso a la educación el que impacta más’.

La educación es siempre un elemento clave cuando hablamos de tolerancia. Una educación que debe empezar en casa, en la familia, como nos decía Vanesa ‘las familias deben dar a sus hijos total libertad y confianza a la hora de expresar sus sentimientos’. Añadía Sandra que ‘es muy importante que los niños y niñas no vean actuaciones poco respetuosas ni oigan comentarios despectivos acerca de este colectivo.’

En la familia debe comenzar el establecimiento de bases de confianza y amor propio que nos harán personas con fuertes valores humanos. Lo más importante es que ‘las personas que de verdad nos quieren tienen que aceptarnos tal y como somos’, señalaba Alfred.

Aún nos queda trabajo en la tolerancia hacia la igualdad y como apuntaba Antonio ‘mientras haya gente que sufra discriminación, será necesario celebrar el orgullo’.



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