Marta Prades. Diputada Podemos Aragón |
Salimos al balcón cada tarde para agradecer su esfuerzo, y el de otros tanto colectivos que realizan labores de limpieza, seguridad, cuidados o simplemente se ocupan de reponer las estanterías de los supermercados. El trabajo de las cajeras de los supermercados está resultando ser fundamental para nuestra subsistencia, ahí es nada.
Estos días estamos aprendiendo el valor de lo que realmente importa; lamentablemente, está resultando ser una lección muy dura para quienes cada día acuden a trabajar a los centros sanitarios con la duda de si habrá aumentado el número de afectados y con la certeza de la escasez de material, ya sea sanitario para poder realizar su labor, o de protección que garantice su salud, y como no, de recursos humanos.
Pero de aquellos polvos, estos lodos. Quizás el COVID-19 sea un virus nuevo, pero la escasez de recursos, infraestructuras y personal con los que tenemos que hacer frente a esta crisis sanitaria viene de lejos y tiene culpables.
En 2012 nuestro país se inundó de Mareas Blancas que denunciaban que los recortes en sanidad matan. Madrid fue la primera Comunidad Autónoma que vio cómo las políticas liberales y privatizadoras impulsadas por Esperanza Aguirre y puestas en práctica por Ignacio González eran de facto una privatización de la sanidad pública. Cuando hoy reclamamos más recursos, no podemos ignorar los diez mil millones de euros que recortó M. Rajoy en Sanidad y Educación, las cuatro mil plazas menos de profesionales sanitarios como consecuencia de las de jubilaciones forzosas y la tasa de reposición.
Hoy, ocho años después de aquellas manifestaciones comprobamos todo lo que había detrás de aquel hashtag #LosRecortesEnSanidadMatan, y cuando esto pase, que pasará, será momento de poner en valor las políticas públicas que defienden un sistema sanitario totalmente público, de poner todos los recursos del Estado al servicio de la gente.■
No hay comentarios:
Publicar un comentario